En ocasiones cuando trabajamos una estrategia de Social Media para los clientes una de las clásicas patas para amplificar la propuesta de contenidos o, incluso, para articularla y crear un content alternativo, de calidad y de marca es la opción de trabajar con influencers.
Desde Redvolucionarte, generalmente, recomendamos colaborar con micro y nano para alcanzar los objetivos de nuestros clientes.
Pero, el primer feedback que nos llega es: ¿funcionan?, ¿merece la pena invertir en una estrategia de marketing de influencers?
Nuestra respuesta es siempre afirmativa tanto como generación de contenido original como para amplificarlo. Lo recomendamos porque los perfiles con comunidades pequeñas o medias son creadores con una repercusión verdadera en sus followers.
Por regla general, cuando trabajamos con este tipo de perfil y analizamos sus canales, verificamos y confirmamos que sus comunidades son reales, son fieles y respondan proactivamente a las publicaciones. Existe un buen match entre aquello que el influencer prescribe y lo que esperan sus followers.
Por tanto, la repercusión del contenido centrado en una marca o un determinado producto, ya sea un lanzamiento o una primera experiencia, se traduce en un nivel de engagement cuyo suelo nunca está por debajo de la horquilla del 5 al 8%.
Este score nos permite asegurar una visibilidad y un awareness más que aceptable.
Experiencia por encima de todo_
Además, cuando colaboramos con un creador de contenido de las características que mencionamos arriba, trabajamos siempre sobre la base de una experiencia auténtica y real.
Bajo un briefing de mínimos, el/la nano o micro genera un contenido de experiencia de producto sea del sector que sea basado en aquello que le despierta e inspira, porque lo que buscamos es una reacción verdadera y proactiva, que también sirva de inspiración y de prescripción para su comunidad, que no tenga envoltorios ni sea artificial.
Al fin y al cabo, todos o casi todos, somos usuarios de redes sociales y sabemos distinguir entre aquel contenido que es real de aquel otro que está pautado y pagado o que nada tiene que ver con los intereses y los gustos de la comunidad del creador de contenido.
La experiencia de producto cuando es real y cuando se dirige al público adecuado va asociada de forma directa a un impacto altísimo cuya repercusión se viraliza sola a través de comentarios, de interacciones y, en especial, de compartidos.
Los usuarios que saben que una experiencia es real comparten el contenido del influencer al que siguen. Les resulta interesante, útil, de valor y prescriben a su vez a sus pequeñas comunidades.
Es una de las mejores herramientas para llegar de forma orgánica al target que queremos sin artificios ni grandes inversiones pagadas que, a menudo, no alcanzan a quien queremos.
¿Es creíble?_
Es otra de las preguntas asociadas a la pregunta con la que empezábamos la entrada. La respuesta es también afirmativa porque trabajar con perfiles que manejan comunidades pequeñas nos permiten asegurarnos de que tenemos frente a nosotros un match entre el creador de contenido y sus followers en cualquiera que sea el sector de consumo en que nos movamos.
¿De qué nos sirve una repercusión o un impacto altísimo si no alcanzamos la comunidad que nos interesa? O, dicho de otro modo, de nada sirve colaborar con influencers que trabajan multimarca con colaboraciones que se dispersan con múltiples sectores. Nos hacemos la pregunta acerca de si realmente estamos impactando a nuestra audiencia.
Es posible que con la excepción de grandes perfiles muy nicho, solo tengamos la seguridad de un impacto real y, por tanto, creíble, con perfiles centrados o especializados en un área cuya comunidad confía en ellos.
Si realizamos un buen trabajo de base, con un muestreo adecuado de los perfiles que interesan a la marca o producto, que es nuestro cliente, seleccionaremos un buen abanico de creadores de contenido que nos permitirán llegar a su comunidad, una audiencia muy valiosa para nuestro objetivo: impactar y vender.